Decíamos ayer que, al ser la inconstancia una de mis constantes, no parecería tener madera de blog. Sin embargo, a diferencia de lo que me ocurría hace algún tiempo, me sorprendo ahora volviendo a las mismas pasiones, a los mismos lugares, a los mismos sonidos… Decididamente, me estoy haciendo mayor.
Hace meses que no publico ni una línea. Confieso que, como a ese amigo al que has perdido de vista, no pasa una semana sin que me acuerde de él, sin que desee retomar el diálogo en el punto en el que se interrumpió.
Además, el comienzo de curso da pie a desempolvar proyectos pasados. Y, qué diablos, necesito el blog para desahogarme. Por lo que voy viendo, la temporada musical va a ser dura, una cuaresma prolongada. Voy a tener ganas de dejarlo escrito en alguna parte y, como no soy de escribir en los retretes, …
En resumidas cuentas, doy por reinaugurada esta bitácora, una ventana desde la que mirar la música de cámara: su actualidad, sus recuerdos, sus proyectos.... Como toda ventana, la mía es necesariamente parcial y, al mismo tiempo, contemplando el paisaje, deja adivinar algo de lo que dentro se esconde.
Bienvenido si por aquí pasas.
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