Al comienzo de la temporada pasada, di cuenta de las inquietantes noticias que llegaban de Sevilla: el Ciclo de Cámara de Cajasol -en funcionamiento desde 1998- corría el riesgo de desaparecer.
Suspiré con alivio al enterarme de que –como también dejé escrito- se había encontrado una solución: la temporada iba a empezar en enero e iba a constar de once conciertos, hasta diciembre.
Tras la séptima velada camerística –el 11 de mayo, Cuarteto Vogler- saltó la triste nueva: el ciclo desaparece hasta nueva orden. Se devuelve la parte proporcional a los abonados y, si te he visto, no me acuerdo.
Dado que este año tampoco se va celebrar el Festival Joaquín Turina (en la web se nos remite al 2011: http://www.festivalturina.com/), habrá que remontarse a las primeras décadas del XIX para encontrar una temporada camerística así de brillante en la ciudad.
Me planteo escribir un post analizando ésta y otras catastróficas desdichas bajo el título de “Una relación peligrosa: ladrillazo y música de cámara”.
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