lunes, 31 de agosto de 2009

Sociedad Filarmónica de Bilbao 2009-2010

Si la vida camerística española fuese tan sólida que dispusiese de mitología propia, no hay duda de que nuestro sancta sanctorum estaría a orillas del Nervión. Más concretamente en la calle Marqués del Puerto nº 2, -junto a la Gran Vía y a dos pasos de la plaza Moyúa- en lo más elegante del ensanche bilbaíno.

En ese solar tiene su sede, desde enero de 1904, la Sociedad Filarmónica de Bilbao, modelo de pervivencia en un país poco dado a respetar tradiciones auténticamente culturales. Surgida en 1896, la Filarmónica bilbaína fue la promotora de la construcción de la sala de conciertos que -si nadie me desmiente- es el primer auditorio construido en España. Antes -y después-, en este país, los conciertos se hacían en teatros, circos y cines. El célebre y vistoso Palau de la Musica barcelonés es cuatro años (y un mes) más joven.

Desde su inauguración, la sala ha visto pasar lo más granado de la música de cámara nacional e internacional: una ininterrumpida sucesión de músicas y músicos que parece sentirse entre las paredes del venerable edificio.

Para situar a los que desconocen el edificio, unas pocas imágenes de la discreta entrada,


...el distribuidor,


...la sala,


...el saloncito de los músicos.


Más -y mejores- imágenes en http://www.filarmonica.org/Visita.htm

Para esta temporada, la Sociedad Filarmónica de Bilbao ha preparado a sus socios un programa variado y de gran nivel. Además de recitales -piano, clave, guitarra, lied- y visitas de pequeñas orquestas más o menos historicistas, la música de cámara ocupa el papel principal: amplia presencia de cuartetos -Pavel Hass, Emerson, Ysaye, Leipzig, Maggini, Petersen, Fine Arts y Alexander- y otros combinados camerísticos -Rysanov/ Nebolsin, Kopatchinskaja/ Gabetta/ Sigfridsson, Queyras/ Tharaud, Faust/ Staier. Grandes nombres, con una estimulante combinación de experiencia y juventud. Detalles de la programación en


A mí, me chocan de la programación dos cositas: de un lado, la práctica ausencia de música actual -¡con lo divertida que es, si se elige correctamente!; y la escasez de artistas y repertorios españoles -salva la honrilla nacional Joan Enric Lluna, en trío con Tasmin Little y Martin Roscoe y un primer cuarteto de Arriaga que toca el Fine Arts. Para mí, no son objeciones menores pero, en cualquier caso, no empañan la labor de una sociedad privada que es milagro de preservación en la música de cámara española. ¡Larguísima vida para la Filarmónica de Bilbao!

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