Cumbre de cuartetos de cuerda en Berlín

Walter Levin (*1924) es un mito mundial de la música de cámara. Como niño judío berlinés, tuvo que huir de la Alemania nazi y estudiar en Israel y los Estados Unidos. Entre 1946 y 1987, fue fundador y primer violín del Lasalle Quartet, agrupación fundamental de la segunda mitad del siglo XX. Su cuarteto ha pasado a la historia como difusor de las obras de la Segunda Escuela de Viena, recuperador de Zemlinsky y activo promotor de los compositores de vanguardia: Kagel Ligeti, Lutoslawski, Nono y muchos más escribieron por ellos y para ellos.

De forma paralela a su carrera de intérprete, ha llevado a cabo una destacadísima labor docente, orientando la carrera de cuartetos tan importantes como el Alban Berg.

De nuevo residente en la capital alemana, este año cumple 85 y se le ha preparado una bonita fiesta.

El próximo 6 de diciembre, en la Sala de Cámara de la Philharmonie de Berlín, se celebra un concierto titulado "Cumbre de Cuartetos de Cuerda en el 85 cumpleaños de Walter Levin". Seis de los mejores cuartetos jóvenes mundiales -alumnos del maestro- se reúnen para rendirle homenaje. En el programa, obras de Haydn, Brahms, Janácek, Webern y Kurtág. Repasemos los nombres de las agrupaciones convocadas: Amaryllis Quartett (Alemania), Cuarteto Casals (España), Gémeaux Quartett (Suiza), Kuss (Alemania) Cuarteto Quiroga (España) y Zemlinsky Quartett (República Checa).

Han leído bien: un cuarteto suizo, otro checo, dos alemanes y DOS CUARTETOS ESPAÑOLES.

Desconozco todo sentimiento nacionalista pero me emociona ver cómo se han transformado ciertas constantes de la música en España. Hasta hace muy poco, el cuarteto de cuerda era un género "exótico" por estas tierras; pese a los esfuerzos de algunos esforzados intérpretes, un producto lujoso de importación. Hoy las cosas han empezado a cambiar: Casals y Quiroga son las dos primeras agrupaciones camerísticas profesionales de nuestra historia. Es obligación de todos -especialmente de los programadores, véase la entrada anterior- que se produzca una definitiva "normalización". De momentos, a felicitarnos.