sábado, 30 de mayo de 2009

Año 200 D.H. (después de Haydn)


Por si alguien no se ha enterado, mañana se cumplen doscientos años de la muerte de Joseph Haydn (1732-1809). Me da por pensar que la música de cámara -y, en general, la música clásica- es una cosa que se inventó este humilde señor.

Claro que sé que música instrumental para pequeños conjuntos existía antes de su llegada al mundo. Sin embargo, pocos habían percibido la capacidad de contar historias complejísimas -historias abstractas, inmateriales- sólo con los puros elementos musicales.



Enfrentarse adecuadamente a las buenas obras de Haydn es una experiencia enriquecedora y exigente. El oyente que quiera pasar de la superficie de las cosas, tiene que seguir los senderos musicales que el compositor dispone ante él: reparar en las relaciones temáticas, sentir la fuerza de una modulación, perderse en el discurrir de una línea melódica... Cada vez estoy más convencido de que la música clásica no es más que una determinada manera de escuchar. El que quiera aprenderla, tiene en Haydn al mejor de los maestros.

2 comentarios:

  1. Hay algo en Haydn, su concisión, la lógica aplastante de su pensamiento musical y, al mismo tiempo, lo certero de su sensibilidad que lo convierte a mi modo de ver en el más puro de los clásicos, o en el más puramente clásico. Sorprende, a pesar de todo, lo relativamente desconocido que era para gran parte del mundo musical hasta hace unas pocas décadas. Es curioso en este sentido el artículo que escribió Alejo Carpentier en 1959, en ocasión de los 150 años de la muerte del compositor: "hace algunos años era corriente oír hablar de Haydn de una manera un tanto despectiva. "Es muy agradable escuchar su música - me decía un famoso compositor -, pero si no se escucha, es lo mismo". Como dice el propio Carpentier un poco más adelente: ¡Nada más erróneo!

    ¡Saludos!

    P.S. ¿Es obligatorio eso de abrir y cerrar las exclamaciones? Acostumbrado al catalán y al francés, me parece poco práctico... ;)

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  2. Creo que en Haydn se dió la paradoja de su escasa presencia en los programas de conciertos y su importantísima influencia "subterránea". Sus obras no se tocarían mucho pero su filosofía musical -a través de Beethoven, claro- estaba en la base de todo el desarrollo musical posterior.

    Me alegra que en París se lea a Carpentier (aunque bien pensado, ¿qué lugar mejor?). Una interesante adivinanza sería la de descubrir qué "famoso compositor" le diría esas cosas. Voy a pensarmelo

    Hasta pronto.

    P.S. Es obligatorio por más que internet y los sms estén acabando con la praxis correcta. Debe ser la costumbre pero a mí me parece muy lógico: ¿por qué esperar al final de la frase para conocer su intención?

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